Nos quieren hacer creer que gozamos de un sistema garante de los derechos fundamentales, amparado en una Constitución en la que aspectos como la sanidad, el trabajo o la vivienda, entre otros, parecieran proclamarse universales. Nada más lejos de la realidad. Tan solo es necesario esbozar unos pocos datos objetivos para desmontarlo y dejar al desnudo los cimientos de la dictadura que el capital ejerce sobre el pueblo trabajador. En estas líneas nos referimos a la vivienda, un derecho universal que, muy lejos de serlo, se torna como elemento de especulación para unos pocos y de lujo inalcanzable para la inmensa mayoría.

En el territorio español son más de 3,8 millones las viviendas que se encuentran vacías, según cifra el Instituto Nacional de Estadística en su estudio publicado en 2021. Es decir, más del 14 % del total de casas y pisos tienen la llave echada y, en su mayoría -en torno al 80 %-,  permaneciendo en manos de bancos y de fondos buitre, que, tras desahuciar a sus residentes o adquirir los inmuebles mediante alguna suculenta operación financiera, los retienen impunemente a favor de alcanzar el mayor rendimiento económico por ello.

Podríamos decir que la sanidad pública es un término “polisémico” pues tiene varios significados:

En primer lugar, para la clase trabajadora es una necesidad indispensable, puesto que lo que puede permitirse es un seguro que solo supla carencias o sirva de atajo ante atenciones puntuales que o se resuelven o la sanidad privada las deriva a la pública que tiene la capacidad real.

Porque para la sanidad privada la sanidad pública significa una oportunidad de negocio con la salud de las personas, existe por y para los beneficios no para la atención de las personas. Por eso la estrategia de ofertar un seguro barato en el que captar al mayor número de personas y conforme la sanidad pública se va deteriorando suben los precios o reducen la oferta de servicios.

El actor que permite el negocio de la privada son los partidos políticos de los distintos gobiernos y CCAA para los que la sanidad pública es solo una promesa electoral pues prometen todos defenderla, pero no derogan las leyes estatales 15/97 y la Ley general de sanidad 14/1986 que permiten el negocio privado y el trasvase de fondos públicos hacia las empresas privadas.

ALERTA, ALERTA, la ultraderecha ha llegado a las instituciones y no han tardado ni un minuto en censurar todo lo que les suene a feminismo, LGTBI, memoria histórica (o mejor dicho memoria republicana), etc. Veis porque era útil el voto útil.

Bromas aparte, esto es lo que más o menos está ocurriendo, el espectáculo que ha alcanzado la política burguesa sería cómico si no fuera porque es real. Sin embargo, en estos tiempos en los que nos hemos acostumbrado a manejar eso de la cultura de la cancelación, antes de unirnos a los socialdemócratas en su llevarse las manos a la cabeza porque ha llegado la ultraderecha con su libro de recetas a medio camino entre el nacionalcatolicismo y Steve Bannon, no estaría de más reflexionar por un momento en eso de la censura cultural que tanto repiten las rotativas progresistas.

Es un cliché recurrente la asociación entre la censura cultural y el totalitarismo, se afirma que en un sistema totalitario la cultura solo es válida si es para ensalzar la ideología dominante, todo lo que se salga del estricto margen ideológico del poder es prohibido y perseguido. Ahora bien, bajo este cliché hay mucho que rascar. En primer lugar, la inconsistencia del concepto, el totalitarismo no es un hecho histórico, es una  una teoría sobre la historia que maneja el pensamiento liberal con el fin de identificar al liberalismo como la única forma de democracia posible. Ahora que no es esto lo más importante del cliché, en segundo lugar, tenemos lo de la censura cultural.

Ante todo debo reconocer que esta película fue toda una sorpresa. Acudí al cine con un grupo muy variado: una amiga en los 30, mi tía en los 40 y mi sobrina en plena adolescencia con 14 años. Puedo decir que todas íbamos con expectativas muy distintas. Mi tía iba a ver el mundo rosa de Barbie del que sentía nostalgia de su niñez; mi amiga y yo dispuestas a reírnos a carcajadas pues habíamos intuido que sería toda una sátira; y mi sobrina reconozco que no tengo ni idea de lo que fue a ver, hay adolescentes que no son muy habladores.

Lo que sí puedo afirmar es que ninguna esperábamos encontrarnos un contenido tan sumamente político, risas sí, muchas, pero también momentos de introspección, reflexión y de verse reflejada.

Pasando a materia, intentaré hacer un análisis sin spoiler. Para empezar, si bien es cierto que está película introduce muchas pinceladas de feminismo, debemos tener claro que no va a tratarse de un feminismo de clase. La película, como realza la campaña que la ha acompañado y todo el merchandising puesto a la venta, no es más que otro producto consumista del capitalismo. ¿Cuántas toallas, bolsos y camisetas de Barbie habremos visto este verano? Saltando además de su público objetivo, las niñas, a ampliar su mercado a mujeres de todas las edades.

El tiempo pasa rápido y el 2024 será el año en que conmemoraremos y también festejaremos los 40 años de lucha de nuestro Partido.

Poco a poco, vamos avanzando y cerrando detalles para que en los días 13, 14 y 15 de enero del año próximo, nuestra organización celebre el 40 aniversario del nacimiento del PCPE.

En la calle Prado, 21, la sede del Ateneo, institución emblemática que es referente cultural de la ciudad de Madrid, celebraremos el acto central del 40 aniversario.

Un acto que queremos dotar del contenido político y de la solemnidad que requieren cuatro décadas de lucha comunista, cuatro décadas en las que hemos ido construyendo un estilo de trabajo y una práctica que hemos aprendido y heredado de las y los mejores comunistas de los pueblos de España. En nuestra actividad, donde quiera que actúe la militancia del PCPE, dentro o fuera del Partido, en los frentes de masas, la honestidad y la sinceridad han sido rasgos destacados de la militancia del PCPE.

Por eso, tras 40 años de lucha revolucionaria por el Socialismo queremos compartir con nuestros amigos y amigas, con quienes simpatizan con el PCPE y con quienes nos observan y nos siguen desde hace tanto tiempo, nuestra satisfacción pero también nuestra responsabilidad y compromiso  para seguir escribiendo la historia del PCPE.

Ante la grave situación que padecemos la clase trabajadora hoy, cada día los distintos medios de propaganda de la burguesía nos plantean un escenario en el que las causas de los problemas que sufrimos nada tienen que ver con la realidad.

La ofensiva de la militancia comunista en la intervención e interacción con las masas, desde la más breve conversación en el día a día, hasta el trabajo directo en los distintos frentes de lucha, debe romper ese velo de alienación y violencia mediática, con el que incluso pretenden convencernos de que la culpa de que seamos pobres y sobreexplotados es nuestra -la patraña de la cultura emprendedora- o que la precariedad es una moda.

La tarea es romper con la alineación de las masas, para entender el momento histórico y organizar la salida revolucionaria, y eso se hará en la intervención y en el proceso de organización y desarrollo de la lucha junto a las masas.

1- Las guerras de la OTAN contra Rusia y los pueblos del mundo son la consecuencia y no la causa de la crisis estructural capitalista.

Con los datos económicos en la mano, nos hallamos en una recesión global de la producción manufacturera; pero sin embargo, la inflación de precios sin contar los alimentos y la energía -la llamada inflación subyacente- no desciende en las principales economías, para las que todas las predicciones siguen indicando que se encaminan a la recesión. La inflación se mantiene persistente, pero no debido -como intentan hacer creer los bancos centrales y los economistas del sistema- a que los aumentos de los salarios de la clase trabajadora hayan sido excesivos (la realidad es la contraria). La espiral inflacionaria se disparó a causa de la escasa recuperación de la producción y de la productividad, combinada con una recuperación muy lenta del transporte internacional de materias primas y componentes. ¡Y son los beneficios excesivos los que han empujado al alza los precios. Aprovechando los bloqueos de las cadenas de suministros tras la pandemia de COVID-19 y la escasez de materiales vitales, las multinacionales de la energía, la alimentación y las comunicaciones aumentaron precios para cosechar beneficios más elevados.

Esto ha sido tan descarado que incluso el FMI se ha unido al coro de protestas: “Los crecientes beneficios empresariales determinan casi la mitad del aumento de la inflación en Europa durante los dos últimos años, a medida que las empresas han incrementado precios por encima de los costes disparados de la energía importada”.

En los tres años transcurridos desde 2019 los precios medios de los bienes de consumo aumentaron un 16,8 % en el Reino Unido, un 13 % en EEUU y un 14,7 % en la eurozona. El FMI considera que si los trabajadores reivindican aumentos salariales para compensar el alza de precios, “las empresas tal vez tengan que aceptar un margen de beneficio menor si se trata de controlar la inflación”.

El 13 de septiembre de 1923, el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera impuso, con el apoyo de Alfonso XIII, una dictadura que duraría hasta enero de 1930. El pronunciamiento militar, de estilo decimonónico, liquidó el parlamentarismo turnante entre dos partidos, el conservador de Cánovas y el liberal de Sagasta, que habían acaparado el gobierno desde la Restauración monárquica en 1874.

La Restauración fue un régimen basado en el caciquismo y con dos facciones de la clase dominante sucediéndose en el gobierno. Periódicamente, se convocaban elecciones,  controladas por los caciques locales, en las que siempre resultaba vencedor el partido en el gobierno; el otro se convertía en oposición y esperaba su turno. Salvo en algunas ciudades, donde había fuerzas republicanas y un PSOE recientemente creado (1879), el resultado estaba decidido de antemano. Pasado un tiempo, el rey nombraba un nuevo gobierno y se repetía el ciclo. En 44 años, de 1879 a 1923, hubo una veintena de turnos entre ambas fuerzas.

Según el historiador Manuel Tuñón de Lara1, el régimen estaba herido de muerte y el golpe certificó la defunción de su seudoparlamentarismo, por lo que apenas tuvo oposición. Con el apoyo entusiasta de la burguesía catalana y los terratenientes andaluces, del rey y los aparatos del Estado, incluso del PSOE y la UGT, se dio un consenso efectivo, explícito o tácito, de las principales fuerzas políticas y sociales. Solo se opusieron individualidades, algún intelectual, una CNT debilitada por la represión y un PCE todavía incipiente.

Así nos pintaban siempre el Tour de Francia, la serpiente multicolor, y es que, acabadas las competiciones futbolísticas, el ministerio de propaganda goebeliano que es todo el sistema de información público privado, tiene que tirar de lo que hay para que sigamos enganchados a problemas miles y variopintos, nada de preocuparse por el sistema sanitario, las pensiones, el IPC, o la subida de tipos de interés, que machacan las economías de la clase obrera.

A veces uno se queda entre el sonrojo y la vergüenza ajena con los temas destacados. Desgraciadamente hay otros que no entienden de vacaciones ni de sesteos, ahí tenemos a los hijos de la grandísima… que continúan con los asesinatos machistas y que como dice un sesudo estudio de la Universidad norteamericana de turno, es que el aumento de las temperaturas hace aumentar también la agresividad.

Como ahora todo es culpa del cambio climático, ya nuestra ministra pijo progre atribuyó las muertes por golpes de calor que han sufrido trabajadores y trabajadoras al cambio climático, también habría que recordarle a la super ministra pijo progre guay y motomami y todos esos autoelogios que ella se hace, que en la “dictadura comunista” (otras veces, cuando les conviene, dicen que es una dictadura capitalista) China, se prohíbe trabajar en exteriores cuando los termómetros pasan de 35 grados, 35, señora ministra, no cuarenta y tantos como llegamos en Españistan.

No habría que olvidar dentro de este sesteo propio del verano, las noticias más aberrantes que muestran, desgraciadamente, hacia donde va el sistema capitalista en la alienación del ser humano. Un “imbécil” que se gastó un pastizal en un disfraz de perro, da su primer paseo de la mano de una persona (la persona estiraba la correa a la que iba atado el imbécil). Podría ser baladí y hasta jocoso, pero no lo es. El sistema pone e impone cualquier individualismo por encima de la racionalidad, de la colectividad, al fin y al cabo de la mayoría, porque si esa mayoría se da cuenta, que antes que nada es clase obrera, se les acaba el chollo.

Pero yo soy del Barça y lo que quiero es que fichen a periquito o fulanito, no como tú que eres del Madrid… y en esa lucha, nos olvidamos que nos han vuelto a subir los tipos de interés, que los bancos han obtenido beneficios multimillonarios (otra vez) y que esos beneficios salen de nuestras costillas.

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