El sistema capitalista somete a explotación y sobre explotación al conjunto de la clase obrera. Pero nadie puede negar que es la mujer obrera la que sufre en primera persona con más violencia todas las lacras laborales y sociales del sistema capitalista. Carlos Marx caracterizo con suficiente acierto la división de clases existente en el capitalismo, en este como principal división se encuentran los productores, proletariado, y los dueños de los medios de producción, burguesía, dicho de otra forma, explotados y explotadores. Y entre los explotados un sujeto humano que sufre la doble explotación del capital es la mujer trabajadora, esta explotación se acentúa en la condición de madre y esposa de obreros, pero hay un sector o nicho de población perteneciente a la clase obrera que está siendo explotado en ecuación de múltiplo es la mujer trabajadora con discapacidad. Estas obreras que sufren discapacidades en la mayor de las ocasiones psíquicas, deberíamos de puntualizar que algunas de estas son producto de situaciones relacionadas con la maternidad o convivencias en pareja, son posicionadas en el eslabón inferior de la cadena de producción capitalista, en la mayoría de las ocasiones son empleadas en el sector servicios a través de empresas de integración social creadas por agentes sociales privados que se aprovechan de multitud de ayudas y subvenciones estatales para llenar la cartera. La condición de mujer con discapacidad sitúa a estas en condiciones de desigualdad laboral lo que impide que puedan desarrollarse socialmente con toda plenitud, percibe salarios por debajo del SMI y en muchas ocasiones jamás acceden a un trabajo a tiempo completo, el estado capitalista nada hace más allá de las campañas de imagen para que estas mujeres puedan disponer de un trabajo que les dé la posibilidad de vivir independizadas de sus familiares o instituciones de carácter religioso en manos del opus y la iglesia.

Cuando un día les abren las puertas laborales estas se encuentran con todo tipo de barreras producto de un sistema laboral diseñado para la extracción de la mayor plusvalía posible, ritmos de trabajo agotadores, relaciones y trato despojado de toda humanidad, falta de planes de formación adecuados y principalmente leyes laborales en las que no se reconoce la necesaria incorporación de ellas al mundo laboral.

Ya, pero alguien podría decir que los hombres con discapacidad sufren las mismas condiciones y nosotros asegurar que no, la mujer con discapacidad vive igual situación que el resto de mujeres obreras en lo que hace relación al porcentaje de empleo entre hombres y mujeres.

Y esta situación de desempleo y falta de oportunidades se agrava cuando eres mujer con discapacidad y madre, en estos casos la casi totalidad están obligadas a una dependencia permanente a familiares situación que se agrava aún más cuando los padres fallecen, la desaparición de los padres sitúa a estas mujeres en grave peligro de exclusión total.

El sistema capitalista, la burguesía en el poder, sigue considerando a estas personas como una lacra que les perjudica y daña sus intereses económicos, los diferentes gobiernos gestores del capital, así como la mayoría de los partidos del arco parlamentario burgués, nunca han movido un dedo con la intención de mejorar las vidas de estas mujeres obreras, podemos imaginar que habrán hecho por el resto de personas que sufren discapacidad en el estado español.

Esta situación de sobreexplotación y abandono se agrava con la radicalización del capital el cual desempolva las posiciones fascistas con la intención de superar su crisis general con la aplicación de leyes más violentas hacia las clases obreras y populares.

Juan J. Sánchez