Bajo las condiciones de la profunda crisis económica desencadenada, de la violenta agudización de la crisis general del capitalismo, de la revolucionización de las masas trabajadoras, el fascismo ha pasado a una amplia ofensiva”.

El fascismo es la dictadura terrorista, sangrienta, de las fuerzas más reaccionarias de la burguesía originada por la crisis general del capitalismo”. (Jorge Dimitrov – Informe ante el VII Congreso de la Internacional Comunista. 1935).

Con estas reflexiones de J. Dimitrov , con el estudio y análisis del proceso histórico de la crisis del capitalismo, tanto económica, social y política, podemos llegar a la conclusión de que el fascismo es una forma de dictadura de la burguesía, de sus fuerzas más reaccionarias, lo que nos permite analizar los procesos de avance que hoy en día se están dando en Europa de estos movimientos dentro de la crisis estructural del capitalismo.

En Europa estamos asistiendo a un avance de partidos y movimientos de carácter fascista y ultraconservadores, destacando países como Alemania (NPD-Partido Nacionaldemócrata de Alemania y Alternativa para Alemania); Austria (FPO- Partido de la Libertad); Chipre (ELAM – Frente Nacional Popular); Croacia (HSP); Dinamarca (DF – Partido del Pueblo danés); Francia (Frente Nacional); Finlandia (VS- Verdaderos Finlandeses); Grecia (Amanecer Dorado); Hungría (JOBBIK – Movimiento para una Hungría mejor); Letonia (VL- Todo para Letonia; Lituania (TT- Orden y Justicia); Reino Unido (UKIP) entre otros….. y en España tenemos el avance de Ciudadanos como expresión del populismo neofascista ante la crisis de la derecha tradicional.

Todos estos movimientos y partidos comienzan a surgir por las causas de las consecuencias de la agudización de la crisis del capitalismo en Europa, sobre todo a partir de la recesión económica que se produce desde el año 2007, utilizando un discurso populista y de “sentimientos”, donde el nacionalismo, el “patriotismo” y la xenofobia se funden con la protección de los derechos de los ciudadanos de su país, reivindicando su “soberanía nacional " y utilizando los “sentimientos” de los sectores populares. La mayoría de sus votos vienen de esos sectores más afectados por la crisis capitalista (pequeña burguesía en proceso de proletarización y los sectores sociales más afectados por los recortes sociales). Estamos ante un fenómeno que poco a poco está generando un movimiento que ya se está instalando en los parlamentos e instituciones europeas.

El fascismo capta, en interés de los sectores más reaccionarios de la burguesía, a las masas decepcionadas que abandonan los viejos partidos burgueses. Pero impresiona a estas masas por la violencia de sus ataques contra los gobiernos burgueses, por su actitud irreconciliable frente a los viejos partidos de la burguesía”.

El fascismo adapta su demagogia a las particularidades nacionales de cada país e incluso a las particularidades de las diferentes capas sociales dentro de un mismo país. Y las masas de la pequeña burguesía, incluso una parte de los obreros, llevados a la desesperación por la miseria, el paro forzoso y la inseguridad de su existencia, se convierten en víctimas de la demagogia social y chovinista del fascismo”. (J. Dimitrov).

El imperialismo, como fase superior del capitalismo, tiende a la violencia y la reacción. El bloque imperialista de la Unión Europea es un claro exponente de las políticas de represión y violencia generalizada que se están desarrollando desde la misma UE y en los respectivos países contra la clase obrera y los sectores populares, todo ello bajo la amenaza del resurgir el fascismo en Europa.

No olvidemos que las burguesías dominantes, en un momento dado, buscarán su salvación en el fascismo, ese fascismo del siglo XXI expresión de la dictadura del capital.

Para frenar este proceso de facistización, es una necesidad histórica que desde el movimiento Comunista Internacional se levante un amplio movimiento antiimperialista por la paz y contra las guerras imperialistas, con la conformación de un amplio Frente Antiimperialista y el desarrollo de amplios Frentes por el Socialismo como alternativa a un sistema de explotación y represión, recuperando la consigna de “SOCIALISMO O BARBARIE”. 

En España, las burguesías también utilizaron el fascismo como herramienta cuando las situaciones de crisis lo han requerido. En los años 20 lo vemos en la dictadura de Primo de Rivera como alternativa a la crisis en que se encontraba el capital español a consecuencia de las pérdidas de colonias en 1898. Proceso de crisis que se agudiza, acelerado por la crisis de 1929, llegando a la proclamación de la II República Española el 14 de Abril de 1931.

En esta etapa democrático-burguesa que se inicia tras la proclamación de la República, se dan un mínimo de avances democráticos-progresistas (nada sospechosos de sovietización de España), donde las contradicciones y la lucha de clases se acentúan dentro de un contexto del avance del fascismo en Europa (Alemania, Italia), situación que se agudiza con la victoria del Frente Popular en febrero de 1936 y donde la oligarquía y la burguesía más reaccionaria no dudan en recurrir de nuevo al fascismo con el golpe de estado del 18 de julio de 1936, golpe de estado fascista encabezado por el general Franco y desencadenando una guerra de exterminio hacia las organizaciones obreras y revolucionarias, amplios sectores populares y sectores de la pequeña burguesía progresista. La resistencia al golpe fascista y la lucha en la guerra Nacional Revolucionaria del pueblo español, fue y es un ejemplo de gesta heroica de la lucha de un pueblo contra el fascismo.

Tras la derrota de la República, se instaura una dictadura fascista del capital financiero y la aristocracia terrateniente, apoyándose en el Ejército, la Iglesia Católica y la Falange, abriendo una etapa de dictadura terrorista que ocasiona el mayor genocidio contra la clase obrera y sectores populares (persecución, encarcelamientos, humillación, fusilamientos masivos, más de 120.000 desaparecidos en fosas comunes….) la política del miedo y el terror.

La victoria de la URSS en la II Guerra Mundial contra el fascismo, hace que en España el franquismo necesite reconvertirse para su incorporación al bloque capitalista con el apoyo y reconocimiento de EEUU y los países del bloque capitalista europeo. Se inicia un proceso donde la burguesía-fascista española necesita una “transformación” para seguir manteniendo su sistema de dominación, y dará comienzo la llamada reforma “democrática” y el inicio de la llamada “Transición” española. Todos los aparatos del sistema fascista (jueces, militares, policías, falangistas, políticos del Movimiento, el rey heredero de Franco….) se transforman en los “demócratas” que dirigirán el proceso hacia una democracia-burguesa, cuya culminación será la Constitución de 1978 y la “legitimación” de una monarquía borbónica heredera del franquismo y garante del poder de dominación de la burguesía.

El franquismo no es una dictadura que finaliza con el dictador, sino una estructura de poder específica que integra a la nueva monarquía” (J. Acosta) 

La Transición española es realizada por los propios franquistas, con la connivencia y colaboración del eurocomunismo y la socialdemocracia ( PCE – Santiago Carrillo; PSOE – Felipe González), que junto con los franquistas renovados (antiguos falangistas como Adolfo Suárez y Martín Villa y políticos del Movimiento como Fraga Iribarne), establecen un “consenso” para desactivar la resistencia organizada de la clase obrera, paso fundamental para que triunfe la reforma controlada para que no se produzca una ruptura democrática con el régimen anterior.

La táctica de los reformistas, empeñados en desactivar al enemigo, funciona a la perfección. Al final, no hay ruptura, ni corte histórico, ni depuración de los aparatos represivos. Franco, a través de sus más directos herederos – el Rey, Suárez – Martín Villa…- comanda la Transición. Con la aquiescencia de los políticos opositores, se corre el telón sobre las innumerables víctimas del ilegítimo régimen surgido del golpe militar del 18 de julio de 1936”. (Alfredo Grimaldos).

No podemos olvidar que la Transición “modélica” que nos pintan supuso que la legislación fascista jamás fue derogada; que no se han exigido responsabilidades políticas por los crímenes fascistas ni se ha juzgado a nadie; las victimas del fascismo no han sido rehabilitadas ni se han anulado los juicios sumarísimos; período de Transición que supuso un baño de sangre (600 muertos), torturas, encarcelamientos, presos políticos y donde los torturadores siguen libres y condecorados. Esas consecuencias de la Transición las seguimos viendo hoy en día en un sistema cada vez más represor donde se restringe la libertad de expresión, la disidencia se cataloga como apología al terrorismo, se censuran artículos, revistas y letras de canciones. La Monarquía, el Ejército y las Fuerzas de Seguridad son intocables, protegidos y amparados por jueces representantes de los sectores más reaccionarios de la burguesía actual y donde la Iglesia Católica sigue manteniendo todos sus privilegios. Se reprime a la clase obrera y a sus organizaciones ante la agudización de los conflictos …. Y un largo etcétera de consecuencias que siguen manteniendo el actual sistema de dominación.

En la etapa actual de agudización de la crisis tanto económica como política, se ha llegado a la situación donde ese “espíritu” y consenso de la primera Transición ha quebrado y tratan de buscar nuevas fórmulas de control y dominio, con la presencia de nuevo de la socialdemocracia, el populismo oportunista y el nuevo neofascismo, elementos fundamentales para la desmovilización de la clase obrera y los sectores populares. Un sistema en crisis que no dudará de nuevo en utilizar la herramienta del fascismo para contener el avance de la clase obrera. Los sectores más reaccionarios de la burguesía dominante lo tienen claro, manteniendo ese fascismo sociológico que en momentos de agudización de la lucha de clases puede atraer en un momento dado a ciertos sectores de la clase obrera y pequeña burguesía, con discursos y consignas populistas del más rancio nacionalismo y patriotismo, recuperando valores de la cultura más rancia y tradicional heredada de ese franquismo sociológico que sigue imperando. Prueba de ello lo estamos viendo recientemente ante las tímidas medidas adoptadas por la insuficiente Ley de Memoria Histórica con respecto a la eliminación de símbolos franquistas y fascistas. Hechos como la retirada de la Cruz de los Caídos en Callosa de Segura, en Vall d'Uixó, el monumento a Franco en Santa Cruz de Tenerife y tantos otros, donde los sectores de la burguesía reaccionaria no han dudado en utilizar a organizaciones fascistas y supuestas plataformas cristianas, para desarrollar una campaña en defensa de un régimen franquista sobre los valores de un tradicionalismo sociológico fascista. 

En palabras de Dimitrov: “el impedir la victoria del fascismo depende ante todo de la actitud combativa de la propia clase obrera, de la cohesión de sus fuerzas en un ejército combatiente que luche unido contra la ofensiva del capital y del fascismo. El proletariado, al establecer su unidad de lucha, paralizará la influencia del fascismo sobre los campesinos, sobre la pequeña burguesía urbana, sobre la juventud y los intelectuales...”. “Ello depende de la existencia de un fuerte partido revolucionario que sepa dirigir acertadamente la lucha de los trabajadores”. “Ello depende de la atención vigilante y de la actuación oportuna del proletariado revolucionario. No hay que dejarse sorprender inopinadamente por el fascismo; no dejarle la iniciativa; hay que asestarle golpes decisivos cuando todavía no ha logrado concentrar sus fuerzas, no permitirle afianzarse; hacer frente a cada paso en que se manifieste; no permitirle conquistar nuevas posiciones…”.

La lucha contra el fascismo es la lucha contra el capitalismo y el imperialismo, por la Paz y contra la guerra imperialista, agrupando a la clase obrera y a los sectores populares en un amplio Frente Obrero y Popular por el Socialismo, ganando espacios de hegemonía entre la clase obrera y movimientos populares.

La lucha contra el fascismo es la lucha por el Socialismo y el Comunismo.

Ginés Saura (Secretaría Memoria Histórica – Frente Cultural)