En 1984 el Congreso de Unidad comunista dió lugar al PC. que posteriormente se denominó PCPE. En 2024 se celebra el 40 aniversario del Partido de la clase obrera y a través de su actual Secretario  General, Julio Díaz, recorremos parte de esa andadura y sobre todo los retos actuales en la lucha de clases.

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Putin el tirano, Putin el sátrapa, Putin el invasor, Putin, Putin, Putin…

Hace unos días se comunicó la muerte de Alexéi Navalni y ahora, con ello, podemos volver a escuchar la retahíla de calificativos contra el autócrata preferido de occidente. Y cuando digo occidente me refiero al nombre con el que los poderes hegemónicos de EEUU y Europa se autodefinen, una denominación que no es casual, que no solo se utiliza porque es mucho más sutil, engañosa y esquiva con respecto a lo que verdaderamente significa, sino que además forma parte del relato etnocéntrico y supremacista tradicional basado en la idea del occidente blanco, cristiano y civilizado frente al oriente bárbaro, cruel y enemigo de la civilización. Una idea recurrente que se maneja desde la antigüedad, Aristóteles consideraba a los pueblos asiáticos pueblos gregarios que viven el despotismo sin desagrado, luego desde las cruzadas, pasando por Napoleón y hasta la guerra fría, se ha levantado el mito de occidente como la única y verdadera civilización, el espíritu de la historia que libera a los pueblos de su salvajismo. Así es como los EEUU y la UE se presentan e imponen su dominio, como se autoproclaman policías del mundo y justifican sus intervenciones militares y en general el saqueo de los recursos y la explotación de los pueblos.

Naturalmente sabemos que occidente es un mito que enmascara al capitalismo históricamente hegemónico, pero es un mito vigente y plenamente funcional que sirve para reforzar la guerra ideológica contra Rusia y China, para convencernos que Navalni, o Solzhenitsyn, o las Pussy Riot, o los nazis ucranianos, o Leopoldo López, o los muyahidines afganos y tantas otras marionetas de turno, son luchadores por la libertad. Ahora bien, ¿Cuál es esa libertad de la que se presume cuando se dice occidente, es la de los presos de Guantánamo, o es acaso es la de los la rodilla en el cuello de George Floyd y los cientos de miles de casos de discriminación racial en los EEUU, o la de los migrantes en la verja de Melilla, o la de las decenas y decenas de condenas por ejercer la derecho a la libertad de expresión que se realizan bajo el título de enaltecimiento del terrorismo o injurias a la corona en el estado español?

El problema de la vivienda es el problema de los salarios.  “El valor de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de vida necesarios para asegurar la subsistencia de su poseedor”1. O bien, en el mismo sentido: “el valor de la fuerza de trabajo se reduce al valor de una determinada suma de medios de vida2.

En los últimos 10 años, los alquileres han subido un 51,4 %, mientras que los salarios solo lo hicieron un 3,4 %.

Según los últimos datos del Banco de España, para comprar una vivienda, solo el primer año, hay que destinar más del 36 % de los ingresos brutos disponibles, el mayor porcentaje desde 2012. Si se alquila, el esfuerzo es aún mayor, un 43 %, la cifra más alta de la última década,  En Baleares, Cataluña, Madrid o País Vasco este porcentaje superó el 50 %3.

Según estos datos el salario actual que recibe gran parte de la población, sobre todo la juventud y el trabajo migrante, está por debajo de su valor, puesto que quienes buscan vivienda que no tienen, no perciben el salario necesario para satisfacer esta necesidad básica.

Engels ya argumento en “Contribución al problema de la vivienda” que uno de los efectos de la propiedad de los obreros sobre la vivienda era la exclusión salarial de la parte que debiera dedicar a la habitación. Esta parte se lo ahorraría el capitalista disminuyendo así la parte correspondiente al trabajo necesario y aumentando por tanto el excedente convertido en plusvalor4.

En España, según los datos del censo de población y vivienda del INE, en 1960, la vivienda en propiedad se situaba en un 51,9 %, llegando en un proceso imparable hasta principios de siglo, al 82,2 %. A partir de aquí, se produce un descenso del porcentaje de propietarios de vivienda en España: del 79,8 % en 2010 al 75,1 % de la población en 20205.

No deja de ser paradójico que quienes ondean banderas franquistas o constitucionalistas bicolor, son quienes más se oponen al derecho de huelga. Hay que ver cómo se ponen cuando una manifestación obrera les corta una calle y les hace llegar tarde al gym.

Pero otra cosa son sus “manifestaciones” y “huelgas”, inocuas para su propio sistema y donde desaparece cualquier pretensión de jodienda para el resto de ciudadanos. Ellos son pacíficos comerciantes, aunque atropellen o apedreen a los antidisturbios, que en estos casos suelen ser más comprensivos. Los scratches (en inglés que duelen menos) que la derecha casposa hacen en Ferraz o ante el chaletarro de Galapagar, son legítimos, los cortes de carretera y tractoradas de los agricultores también.

Y hete aquí que nos encontramos con la penúltima de las manifestaciones del facherío patrio. Al calor de otras manifestaciones y protestas en Europa (sobre todo en Francia, odiosos franceses que odian y envidian nuestros productos agrícolas, no como nosotros que odiamos y envidiamos los que vienen de Marruecos), “nuestros” agricultores se manifiestan contra el gobierno, la agenda 2030 y la ley de amnistía. Solo los agricultores vascos se fueron contra los grandes intermediarios, que parece a primera vista que son los culpables de pagar a precio de miseria y vender a precio de oro…aunque no todo es verdad.

Frente a los grandes terratenientes españoles, andaluces, extremeños y castellanos sobre todo, que se llevan más del 80% de las ayudas europeas, están los pequeños agricultores que sólo le sirven de palmeros a éstos y cuya plusvalía sale, en muchos casos, de la explotación de inmigrantes sin papeles y en el resto de la explotación de los jornaleros nacionales o extranjeros con papeles.

Todos ellos negocian con las grandes superficies a precios de hambre y los más avispados venden sus productos a otros países europeos, con lo que la clase obrera que va al supermercado o al mercadillo agrario se encuentra precios disparatados.

Nayib Bukele, fue elegido presidente de El Salvador en 2019, y este 2024 vuelve a presentarse como candidato a la presidencia, rodeado de una fuerte polémica, ya que la constitución salvadoreña impide la reelección.

El Salvador, el Pulgarcito de América de Roque Dalton, vivió en los años 80 una sangrienta guerra entre el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el Estado. A principios de los 90 se firmó la paz y el FMLN llegó a la presidencia de El Salvador el año 2009, y fue a la sombra de la presidencia del FMLN dónde la carrera de Bukele creció. Bukele, joven empresario de las empresas de su padre se hizo militante del FMLN, primero fue alcalde de Nuevo Cuscatlán, y posteriormente de la capital, San Salvador.

Tras romper con la izquierda se alió con la derecha y se lanzó a la conquista de la presidencia, con un programa basado en consignas contra la casta política y la lucha contra la corrupción, y con un fuerte aparato propagandístico gracias a las empresas de su padre. Una de sus primeras medidas “estrella” fue adoptar el Bitcoin como moneda de curso legal junto con el dólar, que se adoptó en 2001. Ya se sabe que no hay nada más “cool” que pagar una pizza con bitcoins.

Hasta aquí estamos ante un camaleón más de la política, un showman que no duda en aplicar la consigna marxista (de Groucho) de “estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”.

 El Salvador es el país más pequeño y pobre de América Central, con una población de 6 millones, más de 3 están en el extranjero y sustentan la economía con las remesas que mandan cada mes. Es el país de las 40 familias, dónde las 110 personas más ricas poseen más que todo el presupuesto nacional.

Contar con la voz amiga del FPLP en nuestro 40 Aniversario ha sido uno de los momentos más emotivos y destacados. Además, cobra especial relevancia en unos días en los que la entidad sionista de Israel ha incrementado los bombardeos indiscriminados contra la población palestina. Acciones del terrorismo sionista y sus aliados yankees y europeos que están dando lugar a un desastre humanitario sin precedentes.

El genocidio palestino se perpetra ante nuestros ojos y el gobierno de psoe&sumar es cómplice manteniendo relaciones comerciales y diplomáticas con la entidad genocida y vendiéndole armas. Todo nuestro apoyo y solidaridad a la Resistencia Palestina. Un único estado palestino del río al mar.

¡ Viva el FPLP ! ✌🏼🇵🇸

El brutal genocidio del sionismo contra el pueblo palestino, ha ocasionado que la composición del movimiento de solidaridad sea amplia y heterogénea, agrupando a grupos de boicot y solidaridad con presos palestinos, comités internacionalistas y antiimperialistas, espacios de solidaridad, organizaciones revolucionarias, estudiantiles y sindicatos, etc. Todo un éxito a la hora de denunciar el grave genocidio.

Pero desde los espacios antiimperialistas debemos preguntarnos, más allá del hecho de solidarizarnos, ¿quiénes son los responsables, aliados y colaboradores del sionismo, y de qué forma podemos ser útiles al pueblo palestino y al Eje de la Resistencia? ¿Qué papel hemos de jugar para ser consecuentemente internacionalistas?

El movimiento de solidaridad con Palestina en España debe dar un paso hacia objetivos y exigencias, con una expresión práctica en el terreno de la lucha de clases. Nuestra responsabilidad es denunciar el respaldo al imperialismo y al sionismo, tanto desde el ámbito institucional, logístico y militar, como hace el Gobierno de España. Como a quienes emplean un discurso que, en apariencia pretende ser solidario con el pueblo palestino y en última instancia sirve de soporte al sionismo y al imperialismo para mantener su dominación, su genocidio y su ocupación criminal. Nos referimos a la ambigüedad de la socialdemocracia, que mientras denuncia el genocidio con una mano, con la otra apoya y forma parte del Gobierno que colabora en la guerra contra el pueblo palestino. Incluyendo a aquellos que ya no están en el gobierno porque los han echado y ahora se movilizan porque ya no tienen ministerios.

Culparán a la escalada regional del “conflicto” en Gaza. Dirán que el transporte se ha encarecido por las dificultades de tránsito por el Mar Rojo, que la cadena de suministros está rota, que China ha puesto el freno de mano a la economía, que la tensión con Taiwán repercute en el comercio mundial, que a pesar de todo, no se ha podido contener la inflación como debía, que los tipos de interés están lastrando la inversión…

La realidad es que todo eso está pasando y las dificultades para que el ciclo de reproducción ampliada del capital siga el curso esperado, se incrementan. Sin embargo, todas estas cuestiones, que nos presentan como las causas, en realidad, son algunas de las consecuencias.

La recesión (crisis) se abre paso a través de Europa. No es algo que afecte solo a esta economía regional. Es algo mundial, aunque amortiguada por factores exógenos al propio proceso de producción capitalista. Hace ya mucho que es así, que la interconexión de las relaciones de producción en el ámbito internacional, no ofrecen otra posibilidad. Todavía sigue vigente aquella frase de “cuando Estados Unidos estornuda el mundo se resfría” que se acuñó con la Gran Depresión del 29. Todavía más en estos tiempos en los que la Unión Europea ha asumido un papel de sumisión a los intereses del bloque imperialista comandado por EE.UU.

La crisis es estructural del propio capitalismo, y por lo tanto, afecta a la totalidad de países que se aferran a esta formación social. Lógicamente, en mayor o menor medida, según tengan estructuras más débiles o menos, con menor o mayor capacidad de generación de plusvalor, que no de apropiación del mismo, correspondientes al capitalismo central o periférico..., se exacerba y manifiesta primero o con posterioridad.

Más allá de la necesaria diferenciación de los intereses que representan las diversas clases y sectores sociales del sector primario que se movilizan estos días en Europa,- incluido el Estado español desde hace unos días-, el objetivo de esta Declaración del CE del PCPE , es situar las que, a nuestro criterio, deberían ser las reflexiones que, con perspectiva de futuro y sin cortoplacismos,  deberían  desarrollar la clase trabajadora y los sectores populares, incluidos los pequeños propietarios agrícolas.   Independientemente de los protagonistas directos de las movilizaciones y sus reivindicaciones puntuales, hay valoraciones que deben situarse desde una perspectiva de clase,  absolutamente independiente y desligado del discurso hegemónico que, en relación al sector agrícola, pesquero y ganadero,  determina el grupo social más desarrollado y oligárquico del complejo entramado de la agroindustria (propietarios, inversionistas, productores de semillas y planteles, fitosanitarios, maquinaria, mataderos, transporte, comercializadoras, almacenistas…) que pone a su servicio la legislación de la UE y la del conjunto de estados que la conforman.

Unas consideraciones para ayudar a identificar los enemigos reales del pueblo trabajador y, a la vez,  avanzar en la progresiva definición de las necesidades populares.  Un paso rápido, si se quiere, pero necesario, en la imprescindible clarificación para dejar de combatir, bajo pabellón ajeno, a los molinos de viento, porque el relato de los medios de comunicación evita situar las movilizaciones en el contexto de la lucha de clases y de la crisis general del capitalismo para conocer dónde están de verdad los gigantes.

  • Hemos llegado hasta aquí de la mano de la UE y todas sus políticas de división internacional del trabajo, entre las que se encuentra la Política Agraria Común.

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