El pasado día 30 de octubre tuvo lugar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil. El candidato de centro-izquierda, Lula (Partido de los Trabajadores – PT), resultó elegido por delante del neofascista Bolsonaro. La diferencia fue relativamente pequeña: 2,1 millones de votos, pero solo un 1,80% más de papeletas válidas.

Bolsonaro aprovechó este “estrecho” margen (que demuestra que cuenta con una implantación muy importante, principalmente entre los sectores más retrógrados y reaccionarios de la sociedad y del capital brasileño) para tratar de desconocer los resultados y plantear una amenaza de golpe de estado. Si durante el propio día de las elecciones ya hubo actuaciones escandalosas de la policía: que obstaculizó el transporte público en los estados federales de más apoyo tradicional al PT, e intimidó a la población; una vez se supo de su derrota, Bolsonaro alentó disturbios violentos y cortes de carretera  por todo el país, en los cuales sus hordas ultraderechistas pedían sin disimulo una intervención militar. Aunque, por suerte, el golpe de estado no se materializó en esos primeros días, seguramente deba tomarse como una lección para nuevos intentos que puedan venir. No en vano, Bolsonaro tiene de su lado el apoyo firme de buena parte de los aparatos del estado y de la burguesía, sobre todo la del agronegocio y los transportistas, además de las iglesias evangélicas.

 

Tras el periodo de pandemia, el PCPE recupera su Brigada política a Cuba, como parte de nuestro compromiso práctico internacionalista con Cuba socialista, con el pueblo cubano y su dirección revolucionaria.

La Brigada, a su llegada, entregó al ICAP más de 600 kg de material sanitario, escolar, etc. donado por PCPE, Nación Andaluza, Asociación de Amistad con Cuba Miguel Hernández de Alicante, Asociación de Solidaridad Toledo-Cuba, STEPV, STICS, Intersindical Valenciana, Pobles Solidaris y varias donaciones individuales.

La Brigada, organizada desde la Secretaría de Antiimperialismo y Lucha por la Paz, consiguió agrupar a veintiún componentes, militantes y simpatizantes del Partido, entre los que se encontraban cuatro miembros del Comité Central del PCPE.

Después de pasar las fases más duras de la pandemia de la COVID-19, que han dificultado las reuniones de los partidos comunistas, La Habana acoge el 22º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros (EIPCO) de manera presencial, tras haberse realizado el anterior encuentro en formato telemático.

El PCPE viene insistiendo desde hace muchos años en la necesidad de canalizar estas convocatorias hacia la coordinación efectiva en el marco de la lucha de clases, y adoptando posiciones combativas en las actividades y movilizaciones.

El marco de confrontación, que coloca el imperialismo en distintas zonas del planeta, marca el punto donde los partidos comunistas están obligados a responder con organización y lucha. El hostigamiento, la amenaza, la financiación de grupos terroristas y la presión que se ejerce sobre gobiernos que pretenden encontrar caminos de soberanía en medio de un mar de contradicciones sistémicas, son instrumentos que el imperialismo norteamericano emplea permanentemente.

Los gritos de “¡basta ya!”, que se pronuncian en muchas consignas de luchas, son insuficientes para encarar la guerra del imperialismo en las distintas versiones 5.0 que articula en función de los objetivos inmediatos que persigue.

Los EIPCO deben abandonar la autocomplacencia que se encuadra en los tres días de cada convocatoria anual. La celebración de este 22º encuentro en La Habana, por su significado histórico y de compromiso revolucionario y socialista, invita a que los partidos que vamos a acudir, empleemos el tiempo en trabajar y concretar los instrumentos tácticos que vamos a implementar.

Del 14 al 16 de octubre se celebró en Puerta de Sagunto (Valencia) el XVI Encuentro Estatal de Solidaridad con Cuba.

En esta ocasión, en el formato del encuentro no se facilitaron de antemano los documentos para el debate en las organizaciones territoriales de la solidaridad, condicionando la participación a las intervenciones individuales que en cada momento se desprendían de las charlas o conferencias que se daban.

Como en todos los encuentros de la solidaridad con Cuba, hubo interesantes propuestas que se llevarán a cabo en los dos próximos años; pero ante todo hay que resaltar las expectativas creadas por encontrarnos de nuevo, después de tres años.

El reconocimiento de la coordinación del MESC, y por tanto la validez del mismo para unir al movimiento de solidaridad, fue respaldado por todos y todas las participantes. Es una herramienta que tiene que consolidarse, pero que funciona de forma estable y tiene positivos resultados en el tiempo que lleva trabajando. 

La participación en el Encuentro de los compañeros del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP): su discurso tuvo en todo momento el principio de la unidad y el avance desde el contexto de acciones unitarias; el recrudecimiento del bloqueo va a necesitar el esfuerzo unido de todos los compañeros y compañeras del movimiento de solidaridad.

El próximo encuentro se celebrará en Málaga. A partir de ahora, la responsabilidad de convocar y difundir las acciones unitarias recae en los compañeros de la Asociación de esta ciudad.

Después de esta breve valoración, insistimos en nuestro objetivo de reforzar la unidad y crear un paraguas político debajo del que facilitemos todo tipo de actividades. La lucha contra el bloqueo debe ser el eje principal de nuestros proyectos y acciones, la unidad como valor necesario para avanzar. 

Pepa Albiach

 

“Cada arma está en su sitio y junto con cada arma, los heroicos defensores de la patria”. Esta frase formó parte de un mensaje radiofónico del gobierno revolucionario de Cuba el 23 de Octubre de 1962, fecha en la que el Consejo de la OEA, institución al servicio de EEUU, aprobó el bloqueo a Cuba.

Sesenta años después, el bloqueo se ha recrudecido de forma constante. El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, informaba en rueda prensa, celebrada el pasado 19 de Octubre, que el bloqueo ha causado daños que ascienden a 154.217 millones de dólares, y que sólo entre agosto de 2021 y febrero de 2022, esta política causó pérdidas a Cuba que ascienden a 3.806,5 millones de dólares: 15 millones de dólares diarios; superando en un 49% las cifras del periodo anterior, un récord en apenas siete meses.

El gobierno de Biden continúa con la misma política de Trump; no hay diferencia, ya sea del Partido Republicano o Demócrata, Cuba es objetivo de una agresión sin precedentes en la historia. Biden mantiene todas las restricciones del anterior gobierno, ambos alimentando la actitud criminal hacia Cuba.

 

Los próximos días 2 y 3 de noviembre se debate en la ONU la resolución de condena al bloqueo que EE UU mantiene, de forma ilegal e ilegítima, contra el pueblo de Cuba, contra su sistema social, contra su revolución, y contra su soberanía.

Esperemos que, una vez más -y son treinta ya-, el gobierno revolucionario alcance una nueva y contundente victoria en esta batalla.

En el lado contrario, quienes votan contra esta resolución, están los gobiernos más violentos y criminales, encabezados por EE UU y por el sionismo.

Son ya sesenta años de bloqueo, con que el imperialismo yanki ha pretendido rendir al pueblo cubano, y derrotar a la revolución liderada por Fidel, y hoy por Díaz Canel.

Pasadas todas estas décadas, a las que hay que añadir decenas de intentos de asesinatos contra F. Castro, y los más diversos actos terroristas por parte de EE UU, como la voladura de un avión comercial, la difusión de plagas y enfermedades, etc., el pueblo de Cuba sigue firme en el desarrollo de su proyecto social, y en la defensa de la revolución. El imperialismo, un día tras otro, muerde el sabor amargo de su derrota frente a un pueblo digno y unido en sus principios.

Cierto que el pueblo resiste, pero también es cierto que paga un alto precio de sacrificios y privaciones, bajo amenazas incesantes de todo tipo. Este es un heroísmo que toda la Humanidad tiene que agradecer. Porque su lucha es por ellos mismos, pero lo es también por el futuro de todos los pueblos, por el futuro de la Humanidad entera.

La nación caribeña ha sufrido tantas intervenciones militares que, de traducirse en ayudas económicas solidarias, mucho habrían contribuido a su desarrollo

La difícil situación del pueblo haitiano requiere en estos momentos de soluciones, no de intervenciones. Foto: DW

La historia ha demostrado que las intervenciones militares, generalmente contra países pobres del llamado Tercer Mundo, lejos de ser una solución para mitigar el hambre y constituir gobiernos estables, han sido causantes de desestabilización y meras fórmulas de colonización y neocolonización.

Haití, la más empobrecida nación de la región, ha sufrido no pocas intervenciones militares que, de traducirse en ayudas económicas solidarias, mucho habrían contribuido a su desarrollo.

Por estos días, el diario estadounidense The Washington Post publicó un editorial sobre la situación en Haití, en el cual se hablaba de «una acción contundente por parte de actores externos».

Días después, los gobiernos de Estados Unidos y Canadá anunciaban el envío de aviones militares para llevar armas destinadas a los servicios de seguridad del país.

Entre el 16 y el 18 de Septiembre de 1982 se perpetró la masacre de los campos de Sabra y Shatila. El ejército de Israel había invadido el Líbano y ocupaba Beirut, las tropas de la OLP fueron evacuadas y los campos de refugiados, compuestos en su mayoría por mujeres, niños y ancianos, pasaban a ser de las Naciones Unidas y se quedaban bajo la responsabilidad de Israel. 

Los campamentos se iluminaron por la noche con las bengalas que lanzaba el ejército sionista facilitando la incursión de bandas criminales que llevaron a cabo la matanza. Tres mil palestinos fueron asesinados en dos días. Después de asesinar, derrumbaban las viviendas para esconder los cadáveres. Este crimen fue reconocido como un acto de genocidio por parte de la Asamblea de Naciones Unidas en su resolución 37/123, y a pesar de eso , nunca se ha dictado un embargo ni ninguna medida económica o política contra el gobierno de Israel.

Después de 40 años, el genocidio continúa, ya sea a través de operaciones militares en las que asesinan a decenas o centenas de palestinos, o de forma individual en un constante goteo de sangre derramada en la tierra Palestina.

En este mes de septiembre, el día 7, en la región de Tubas, al noroeste de la Cisjordania ocupada, Younis Ghasan de 21 años fue asesinado con una bala en el corazón, convirtiéndose en la sexta víctima en solo una semana. Días después, el pasado 15 de septiembre, en el norte de Jenin, el ejército sionista asesinó de un disparo en la cabeza a Odai Salah de 17 años. Los jóvenes palestinos son el objetivo prioritario del sionismo. El gobierno de Israel utiliza diferentes formas para cumplir su misión de eliminar al pueblo palestino. Este mes también han fallecido dos personas, un niño de 10 años y una mujer de 37, que no fueron autorizadas para recibir tratamiento fuera de la cárcel más grande del mundo, llamada Cisjordania.

Se empeñan en destruir lo que nos salva: la unidad del pueblo y sus instituciones

Muchas manos y esfuerzos se han unido para acelerar la recuperación. Foto: José M. Correa

No me van a confundir. No podrán confundir al pueblo de Cuba, que sabe distinguir entre una persona afectada sin la información necesaria, agobiada por el largo apagón (calor, comida en mal estado, niños pequeños en las casas) de quienes intentan aprovechar sus estados de ánimo, para enrumbarlos contra sí mismos, es decir, contra el proyecto social que los ampara.

Estuve allí el sábado, en Línea y F. Parecía ser una concentración espontánea de ciudadanos que reclamaban acción –es cierto que hay burócratas que entorpecen la comunicación y no se mueven según las necesidades del pueblo, sino por indicaciones con firma y cuño (un funcionario de una empresa, por ejemplo, se negó a prestar la grúa parqueada en su patio para mover unos troncos en la cuadra donde radica)–, pero hallé algo diferente.

Cierta prensa extranjera, ocupada en construir la imagen que el imperialismo necesita, había sido convocada. Era un síntoma que movía a sospecha, porque esta no suele acudir a los genuinos actos de protesta contra las agresiones imperiales o contra lo mal hecho.

En los bordes de la concentración era posible el diálogo: se exponían necesidades o inconformidades. Pero otros se negaban y tiraban los tanques de basura a la calle. Las cámaras se enfocaban en ellos. Allí, sin dilaciones, apareció la verdadera motivación de ese grupo: estamos contra el sistema, contra el Gobierno.

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